Se propone un edificio en un entorno privilegiado entre el Parque del Oeste -con su emblemático Templo de Debod- y el Palacio Real con sus maravillosos jardines. Desde la perspectiva proyectual se considera que debe buscarse el mayor número de unidades que tengan vistas a estos puntos de interés.

Dado que las vistas de los apartamentos pueden ser espectaculares se plantea una solución arquitectónica que nace de la oportunidad que ofrece la normativa urbanística por la que el edificio debe escalonarse hasta poder tapar las medianeras del edificio de 8 plantas situado en la calle de Arriaza. Por lo tanto, el edificio tendrá dos cuerpos principales que se entrelazan, un cuerpo que se ajusta a la alineación oficial y se escalona para integrarse con las alturas de los edificios de la calle Irún y un segundo cuerpo que se va retranqueando progresivamente del primero para minimizar su impacto visual desde la calle y que a su vez se adapta a las diferentes alturas de las medianeras de los edificios linderos.

Además, el edificio tendrá un 70% de unidades mirando al Parque del Oeste y un 12% del total con vistas al Palacio Real. Solo un 18% de apartamentos no tienen vistas al parque o al palacio, aunque se ha cuidado de manera especial el patio interior de la parcela para que disfruten de una atmósfera especial y un espacio generoso de vistas y de iluminación y ventilación natural. Para ello se ha disminuido el fondo de parcela ampliando 4 metros el ancho del patio, pasando con ello de 552,0 m² a cerca de 1000,0 m² por lo que los vecinos pueden disfrutar de los olores y colores de un amplio y elegante patio ajardinado de abedules de corteza blanca y setos geométricos.

Este patio también sirve de telón de fondo de luz y de naturaleza al soportal de planta baja donde se sitúa la entrada en el eje central de la calle Irún. Se decide no colonizar la planta baja ni con comercio ni con vivienda, convirtiéndola en una planta porticada como permite la normativa sin consumir superficie computable. Esta operación da lugar a una entrada elegante de grandes espacios y con unos elementos singulares: un driveway al modo de los grandes edificios residenciales clásicos de Madrid, un amplio soportal que actúa como gran lobby abierto, una gran escultura o instalación artística diferenciadora que transmita un aire de distinción desde la entrada al edificio; un estanque escalonado que aporta el confort del susurro del agua y la belleza de sus reflejos.

La volumetría exterior se adapta de manera sutil a la alineación de las calles y al escalonamiento de las edificaciones colindantes. Este escalonamiento se produce con unas aperturas que disimulan esos escalonamientos, dos de ellas en la fachada de la calle Irún y una apertura en cada una de las fachadas que dan a la calle Arriaza y a la calle Estanislao Figueras. El remate de la edificación consiste en una serie de volúmenes prismáticos escalonados que se van adaptando a los áticos y cornisas de los edificios vecinos. La volumetría se complementa hacia el patio con una barrera de vegetación que tapa la austera y despojada medianera del edificio de ocho plantas. Se respetan los patios de esta última edificación y se replican con la misma dimensión hacia nuestra edificación para permitir la correcta iluminación y ventilación de las viviendas del vecino.